ACTOS

Una fuerza en la debilidad. El martirio de Floribert habla al mundo. Palabras de saludo de Andrea Riccardi en la beatificación del joven congoleño

Queridos amigos,
quisiera empezar con un recuerdo afectuoso, de gratitud, hacia nuestro amado papa Francisco, que reconoció el martirio del siervo de Dios Floribert y que lo interpretó en su memorable discurso a los jóvenes de Kinshasa. Pero, ¡cómo no estar agradecidos al santo padre León XIV, que ha decretado la beatificación de Floribert Bwana Chui! Hemos recibido de manos del cardenal Semeraro el decreto.

Estamos profundamente agradecidos al Sant Padre y también al cardenal Semeraro, que ha presidido esta celebración con tanta intensidad y que ha hablado con tanta pasión de la vida del siervo de Dios que nos ha hecho descubrir nuevos aspectos de una historia que todavía está por comprender.

Os doy las gracias a todos los que estáis aquí, pero especialmente a los amigos congoleños, a la familia de Floribert Bwana Chui, a su madre y a sus hermanos, que tan significativamente han introducido entre nosotros el vestido que llevaba Floribert en el momento de ser martirizado.

Doy las gracias a la Iglesia congoleña, al episcopado, al presidente de la Conferencia Episcopal, al obispo de Goma. Y, en particular, al cardenal Ambongo, por sus palabras tan afectuosas hacia la Comunidad de Sant’Egidio. Gracias de verdad por esta celebración, que ha estado llena de oración y de esperanza por el Congo y también de solidaridad por su Iglesia, que con tanto ahínco busca la paz y la justicia.

Saludo a la Comunidad de Sant’Egidio de Goma, ¡que era la más ruidosa de los congoleños! Gracias a todos.

Esta figura de Floribert, que hemos visto cuando han descubierto la imagen que ahora tenemos delante, tiene mucho que decir a este tiempo conflictivo y de culto de la fuerza y del dinero. Este joven de veintiséis años, demuestra que se puede vencer el mal con el bien, que la debilidad no es una condena y que, en la debilidad de quien cree, de quien reza, de quien ama a los pobres, hay una fuerza.

Hoy, en el humilde Floribert, hay una nota heroica, que tantas veces falta en nuestra vida resignada. Pero el beato Floribert Bwana Chui, con su testimonio, nos ayuda a cada uno de nosotros a descubrir esta nota heroica. Nos ayuda a descubrir una fuerza de paz, de bien, de cambio, de confianza en Dios.

Dice el profeta Isaías: El novillo y el cachorro pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá. En este mundo hay que juntar al novillo con el cachorro, al lobo y al cordero. ¿Quién los guiará? Un niño. Hoy el niño es un joven, asesinado en Goma en 2007, que se convierte en un testimonio y en un guía, como ha dicho el cardenal, para los más viejos de entre nosotros, y también para los más jóvenes. Una luz para los jóvenes congoleños, africanos y de todo el mundo.

Se convierte en testimonio y guía para los congoleños, y sin duda para toda la Comunidad de Sant’Egidio. Sí, un guía para una vida que sea generosa y fuerte. El beato Floribert Bwana Chui enseña a los resignados que hay esperanza en un futuro de paz. Es aquella paz, aquella justicia que deseamos para nuestro amado Congo, y en particular para Kivu, un país que siempre llevamos en nuestro corazón, aunque sea solo por el legado del beato Floribert.

Gracias.