El domingo 13 de julio en Nampula dos grandes asambleas (de las Comunidades de la región y de la ciudad, en total, más de 2300 personas) dieron la bienvenida a Mozambique a Andrea Riccardi.
La región de Nampula, con una destacada presencia musulmana, es la más poblada del país. Mozambique tiene más de 50 Comunidades de Sant’Egidio en ciudades, pueblos y también pequeñas aldeas.
En este día de asambleas destacaron dos mensajes en particular. El primero es que cada uno es guardián de su hermano, empezando por los más pobres como los ancianos y los niños de la calle.
También hablaron mucho de Nelito, un joven adulto de la Comunidad de un pueblo de 5000 habitantes. No se tienen noticias de él después de que personas sin identificar se lo llevaran de su casa poco después de Navidad. La Comunidad no se ha resignado ante su desaparición y sigue buscándolo. Andrea Riccardi conoció a su esposa y a sus cuatro hijos.
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El segundo mensaje, que muchos de los jóvenes presentes recibieron con entusiasmo, proviene del martirio del beato Floribert, que resistió al poder del dinero y a la corrupción.
En la asamblea de la mañana participaron 1600 personas de la Comunidad de la región de Nampula (ciudades y pueblos). Por la tarde se reunieron las Comunidades de los distintos barrios de Nampula. Participaron más de 700 personas entre las que estaban los refugiados de Cabo Delgado, que huyeron de su tierra por los ataques terroristas. Gracias a un proyecto de la Comunidad han recibido una beca de estudio para seguir cursos de formación profesional.
«Realmente la Comunidad ha crecido como un árbol que da muchos frutos», dijo Andrea Riccardi animando a todos a seguir cuidando de los pobres.
También en Nampula empezó el encuentro de los representantes de todas las Comunidades de Sant’Egidio de Mozambique, sobre el tema “Con Floribert por la resurrección de África”. Fue una ocasión para analizar la situación actual del mundo, en un tiempo difícil y lleno de conflictos, y para reflexionar sobre el futuro de las Comunidades del país para que el “tiempo de la fuerza” se transforme en un “tiempo del diálogo”. Todos los representantes de las Comunidades recibieron el icono del beato Floribert.