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Perfil biográfico de Floribert Bwana Chui

El siervo de Dios Floribert Bwana Chui bin Kositi nació en Goma el 13 de junio de 1981. Era el primer hijo de Deogratias Kositi Bazambala y de Gértrude Kamara Ntawiha. Sus hermanos menores eran Jean Claude y Trésor. Fue bautizado el 26 de mayo de 1990 en la parroquia del Espíritu Santo de Goma. El mismo día recibió también la primera comunión. Al año siguiente, el 19 de mayo, recibió el sacramento de la confirmación. Floribert era un laico que se distinguía por su inteligencia aguda y llena de iniciativas: se matriculó a la universidad de Goma, donde estudió Derecho y fue elegido representante de los estudiantes católicos. En 2001 conoció la Comunidad de Sant’Egidio y aquello lo marcó tanto que con otros amigos decidió empezar la Comunidad en Goma, donde hacían la oración y servían a los más pobres, especialmente a los niños de la calle en la Escuela de la Paz, con los que se prodiga para darles de comer, para reintroducirlos en el sistema educativo y para facilitar que volvieran con sus familias. Manteniendo su fidelidad a los pobres y a la Palabra de Dios, comprende que está llamado a “hacer cosas grandes, a incidir en la historia, para transformar la realidad”. Con la Comunidad de Sant’Egidio sueña un mundo pacificado en el que “todos los pueblos se sienten en una misma mesa”. Los testimonios que se han recopilado dibujan la figura de un joven que cree firmemente en el valor de la palabra y del diálogo. Sin caer en lógicas identitarias y nacionalistas trabajaba para aplacar los enfrentamientos y favorecer el encuentro entre personas de distintas extracciones sociales y étnicas.
Tras graduarse en derecho en diciembre de 2005, prosigue en Kinshasa una formación profesional. Al finalizar en 2007 logra trabajo como responsable de control del buen estado de los productos en la aduana de Goma. Allí el joven funcionario ordena la destrucción de algunas partidas de alimentos nocivos para la salud de la población. Tras aquel episodio, personas sin escrúpulos que querían obligarlo a que dejara pasar productos en mal estado intentan sobornarle. El siervo de Dios se negó siempre a aquellos intentos de soborno por su fe en Cristo y por el amor a sus hermanos, sobre todo los más débiles e indefensos. “Como cristiano –afirmó– no puedo permitir que se sacrifique la vida de la gente. Es mejor morir antes que aceptar ese dinero”. El 7 de julio de 2007 fue secuestrado. La mañana del 9 de julio encontraron su cuerpo con signos de torturas y de los golpes que había recibido. Fue asesinado la noche del 8 al 9 de julio por odio a la fe y a las virtudes de caridad y de justicia que esta comporta. En su figura se reconoce un ejemplo de fidelidad al Evangelio que ilumina nuestro tiempo con el martirio.